jueves, 19 de noviembre de 2009

Salam aleikum; esto es un secuestro

Los somalíes han recibido su dinero y soltado amarras el Alakrana, toda la tripulación más o menos sana y eso sí, salva.
No han hecho mención mas que una vez, en tantos y tan largos días de secuestro, de la condición religiosa de los captores. Fué el último día, cuando el capitán hablaba con el locutor de RNE, para decirle que por favor dejasen libre la línea telefónica, porque era la única y última que les quedaba, pues habían roto todas las demás. Rapidamente le confirmó que había a bordo 63 piratas y que sus Jefes Islamistas estaban con ellos. Ningún comentario al respecto. ¿Silencio obligatorio sobre el particular? Y si es así, ¿Quién lo ha impuesto y por qué motivo?
Tal vez para que la gente no asocie permanentemente Islam con terrorismo?
Cuentan que los piratas interceptaron un barco cargado de armas con destino Somalia, que todavía tiene un Gobierno en pañales y mira tu en qué juguetes se lo gasta. El barco venía de Arabia Saudita, o sea que todo gira en las manos de Alah.
Es de suponer, pues, que si los secuestradores hubieran visto a algún marinero diciendo Bismínlá antes de entrar en un camarote o de llevarse algo a la boca, le habrían tratado mejor. Pero no, ningún tripulante era de su credo, y eso se ha convertido en una de moros y cristianos, que pudo terminar con los marineros llamando a la puerta de San Pedro y los piratas buscando las prometidas huríes, de no ser porque los billetes de curso legal sirven a uno y otro Dios.
Se que algunos de vosotros, bravos hombres del mar, no volvereis a embarcar en semejantes
condiciones. Porque una cosa es pescar, respetando zonas y tiempos y otra muy distinta y además muy fea, es robar el pescao a un país ya vejado por ser papelera de residuos tóxicos y radiactivos, entre otras muestras de "hermandad". Sois pescadores, no ladrones. No entenderemos vuestra renuncia como una muestra de cobardía, de que teneis miedo. No. La valoramos como la acción valiente de unos hombres valientes, que quieren seguir siéndolo frente a las tormentas, no de extraños modos.
Si hay que coger menos atunes, cojed menos. Pagaremos con gusto un poquito mas en cada lata.
Porque ya he oído intentar justificar esta conducta avariciosa con: todos queremos una latita de atún en nuestra ensalada.
Paso página, dando el asunto por zanjado. Que se les quite pronto el susto y recuperen la tranquilidad, es mi deseo para ellos y los suyos.

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