lunes, 14 de marzo de 2011

Tengo muy poco tiempo para escribir, metida como estoy en aprender lo necesario para relizar mi trabajo aquí en C.C.O.O. sin que se note que se muy poco de ordenadores. Estoy valorando la idea de comprarme un portátil, aunque sea uno de los mas pequeños, quizá. Tengo que verlos con calma. Siempre dije que el escritor lo es cuando usa la tinta y el papel, cuando escribe y no teclea, y a mi me es gran parte del placer de esribir ese sentir como la punta de la pluma se desliza suave pero enérgica sobre la blanca cuartilla satinada. No obstante reconozco que puede serme útil para ordenar, corregir, guardar... y quizá sucumba.
En el trabajo, bien. Lo controlo.
En casa, tranquilidad, buen ambiente, acogedor entorno. A veces me pongo a pensar que es la primera vez que tengo una casa para mí sola. Pero no. Está Vega de Infanzones, Armunia, la habitación de la Muralla...Por qué no me vienen a la memoria como gratas? No disfruté de ellas,ni de ese tiempo, pese a ser joven. Ahora sí. Me hace ilusión llegar y no me importa no tener nada que meterme para estar a gusto. Tal vez porque las drogas ya no me ponen a gusto. Al revés, me sientan mal.
Medio llueve. Espero no calarme por la carretera. Había mucho barro hoy en el camino y las
ruedas no tienen dibujo. Tendré que cambiarlas. Hasta otra.Son ya las 14,30

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